Asunción de la Santísima Virgen

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Dichosa me llamarán todas la generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el Poderoso.

“María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo”. San Agustín.

Dogma proclamado por Pío XII, según el cual al final de su vida terrestre, la Virgen María fue elevada en cuerpo y alma, a la gloria del cielo. Así el 1 de noviembre de 1950 se publicó la bula Munificentissimus Deus en la cual el Papa, basado en la tradición de la Iglesia católica, tomando en cuenta los testimonios de la liturgia, la creencia de los fieles guiados por sus pastores, los testimonios de los Padres y Doctores de la Iglesia y por el consenso de los obispos del mundo, declaraba como dogma de fe la Asunción de la Virgen María.

ALMA QUE TIENE CON PERSEVERANCIA ORACIÓN (Vida, cap. XIX, 4)

 La oración perseverante en la crisis espiritual de Santa Teresa

Estimados Lectores:

Este año se cumple el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, madre y maestra de las almas que rezan. En la editorial de este número a ella consagrado, permítanme evocar el papel fundamental de su perseverante oración que le permitió salir de una crisis espiritual que le duró dieciocho años.

Santa Teresa de JesúsLa crisis espiritual de Santa Teresa de Ávila

Es curioso hablar de “crisis espiritual” en un alma santa pues parece señalar un período de oscura confusión y peligrosa enfermedad de un espíritu que sufre por superar una etapa. Sin embargo ella misma lo revela: “más de dieciocho años pasé esta batalla”. (1)

Dieciocho años confiesa Teresa. Se refiere al tiempo de su plena juventud: desde los veinte años, fecha de ingreso al convento, hasta los casi treinta y nueve cuando finalmente se dio su “conversión”. (2) Dieciocho años, y no es poco. Casi la tercera parte de su vida.

¿En qué consistió esta crisis? Fue un tiempo, no de muerte espiritual –como la produce un pecado mortal–, sino de tibieza y enfermedad, de turbación y lucha interior, de batallas y escaramuzas perdidas, de caídas y levantadas, de no caminar plenamente derecho sino chueco ante el Señor.(3) En concreto, la joven religiosa no tenía el suficiente recogimiento como le exigía su consagración. Mucha vida apostólica, en detrimento de los tiempos de oración y soledad. Correspondencia en amistad excesiva y no plenamente divina. Celo por la causa de Dios, sí, pero celo imprudente. Esto produjo un debilitamiento espiritual que la distanció de la vida de oración. Debía cortar algunas preocupaciones humanas para preocuparse más del espíritu. En sus escritos ella llama a esos momentos “ocasiones”, es decir, situaciones donde la caridad se enfriaba.(4)

Cabe aquí preguntarnos cómo una religiosa contemplativa podía distraerse en una vida social excesiva. Es que nuestra Santa vivió en los tiempos en que algunas órdenes religiosas sufrían el relajamiento de algunas sanas costumbres de la vida consagrada. De hecho, Teresa de Ávila corregirá con el tiempo esas desviaciones fundando los carmelos reformados exigiendo completa pobreza y quitando honras y distracciones mundanas:

Me hizo harto daño no estar en monasterio encerrado; porque la libertad –que las que eran buenas podían tener con bondad– para mí, que soy ruin, hubiérame llevado al infierno…

Es grandísimo peligro monasterio de mujeres con libertad, cuando están autorizadas las honras y recreaciones del mundo, y tan mal entendido a lo que están obligadas…

Y advierte del peligro que pueden ser los conventos (y seminarios) donde no se vive la ascética cristiana predicada por Nuestro Señor. Líneas de extrema actualidad tras la crisis conciliar:

Que los padres tomen mi consejo: que quieran más casar a sus hijas muy bajamente, que meterlas en monasterios semejantes… Pensando que se van a servir al Señor y a apartar de los peligros del mundo, se hallan en diez mundos juntos; que la mocedad y sensualidad y demonio las convida e inclina a seguir algunas cosas que son del mismo mundo.(5)

Un temperamento social y «amiguero»

Una de las causas, entonces, de los años difíciles fue un convento con excesivas libertades. La otra fue el temperamento muy amiguero y social de Teresa, que correspondía amistad por amistad. Si veía que una persona se preocupaba por ella, ella se preocupaba en retribuir atenciones, sin discreción de la oportunidad o conveniencia:

Esto tenía yo de gran liviandad y ceguedad, que me parecía virtud ser agradecida y tener ley a quien me quería. ¡Maldita sea tal ley, que se extiende hasta ser contra la de Dios! ¡Que yo fuera ingratísima, Señor, con el mundo, y contra Vos no lo fuera un punto!(6)

Ay, de los malos confesores

Otro factor que influyó fue el papel mal cumplido de parte de los confesores que no le advertían acertadamente el estado de su alma. No duda en escribir:

Estaba todo el daño en no quitar de raíz las ocasiones y en los confesores, que, a decirme en el peligro que andaba y que tenía obligación a no traer aquellos tratos, sin duda creo se remediara. (7)

Y así Santa Teresa aborda un problema que es también de nuestros tiempos: los confesores “manga ancha”, tan condescendientes que no señalan el error, que no dicen lo que está mal o que, peor aún, llaman bien a lo mal. Ejemplo actual: permitir comulgar a los adúlteros en pecado mortal… No es cuestión de condenar ni de hundir al que quiere salir. Sino de indicar con misericordia lo que está mal para que se corrija y salga. Es peor dejar en el fango del pecado al que ha de ser juzgado por el justo Juez.

Gran daño hicieron a mi alma confesores medio letrados… He visto que es mejor, siendo virtuosos y de buenas costumbres, no tener ningunas; porque ni ellos se fían de sí sin preguntar a quien las tenga buenas, ni yo me fiara… Lo que era pecado venial decíanme que no era ninguno; lo que era gravísimo mortal, que era venial. Esto me hizo tanto daño…(8)

Un año sin oración mental

Rodeadas de tantas ocasiones y distracciones, el espíritu de la joven Teresa se empezó a debilitar y a enfriar. El demonio le había hecho un astuto entramado de donde difícilmente podría salir. Su natural alegre y social aunado a un convento de muchas libertades, junto a confesores que no la corregían acertadamente antes bien la tranquilizaban en su mediocridad, la llevaron a un estado donde ella empezó a “escaparle” a Nuestro Señor, a esquivar los momentos donde lo encontraba cara a cara, que es la oración. El demonio la tentaba para que dejase la oración mental… Ella seguía cumpliendo todos los oficios y tiempos de oración común del convento pero ya no buscaba el tiempo a solas con Nuestro Señor. Y así Teresa, la llamada a ser madre de contemplación, durante más de un año dejó la oración…

Pues así comencé de pasatiempo en pasatiempo, de vanidad en vanidad, de ocasión en ocasión… que ya yo tenía vergüenza de en tan particular amistad como es tratar de oración, tornarme a llegar a Dios… Que, como crecieron los pecados, comenzóme a faltar el gusto y regalo en las cosas de virtud… (9)

La joven religiosa cumplía en todo lo las normas de la casa pero no daba ni un paso más, debilitada como estaba por tantas distracciones y ocasiones.

Este fue el más terrible engaño que el demonio me podía hacer debajo de parecer humildad, que comencé a temer de tener oración, de verme tan perdida; y parecíame era mejor andar como los muchos, y rezar lo que estaba obligada y vocalmente, que no tener oración mental y tanto trato con Dios, y que engañaba a la gente…(10) Estuve un año, y más, sin tener oración…(11)

El Señor que por un sacerdote corrige: volver a la oración

Un año, y más, andaba la pobre Teresa sin buscar un rato a solas con su Dios cuando en eso muere su papá y tiene oportunidad de conocer al sacerdote que confesaba a su padre, el dominico Fray Vicente Barrón. Este buen confesor le llama la atención. El inicio de la conversión llega por el consejo de aferrarse a la oración.

Duré en esta ceguedad… hasta que un Padre dominico, gran letrado, me desengañó… (12)

Me confesé con él, y tomó a hacer bien a mi alma con cuidado y hacerme entender la perdición que traía… Y poco a poco, comenzándole a tratar, tratéle de mi oración. Díjome que no la dejase, que en ninguna manera me podía hacer sino provecho. Comencé a tornar a ella, aunque no a quitarme de las ocasiones, y nunca más la dejé.(13)

Buen letrado nunca me engañó.(14)

Alma por dieciocho años dividida

Alentada por el buen consejo, Teresa, a pesar de sus miserias y ocasiones, no dejará en adelante la oración en la cual el Señor le hará notar sus faltas. Los ratos de silencio frente a Dios se convertirán en donde sentirá su espíritu dividido.

Pasaba una vida trabajosísima, porque en la oración entendía más mis faltas. Por una parte me llamaba Dios; por otra, yo seguía al mundo. Dábanme gran contento todas las cosas de Dios; teníanme atada las del mundo..

Parece que querí
a concertar estos dos contrarios –tan enemigo uno de otro– como es vida espiritual y contentos y gustos y pasatiempos sensuales. En la oración pasaba gran trabajo, porque no andaba el espíritu señor sino esclavo; y así no me podía encerrar dentro de mí (que era todo el modo de proceder que llevaba en la oración) sin encerrar conmigo mil vanidades.(15)

Más de los dieciocho años pasé esta batalla y contienda de tratar con Dios y con el mundo. (16)

Aferrada con perseverancia a la oración, Teresa obtuvo por fin la conversión.

Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal…

Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle.(17)

Y si bien, confiesa ella, muchas veces había hecho esta oración con lágrimas y dolor, esta vez aprovechó más pues, luego de tantas caídas y caídas, ya no confiaba nada en sí:

Esta vez de esta imagen que digo, me parece me aprovechó más, porque estaba ya muy desconfiada de mí y ponía toda mi confianza en Dios.

Le dije entonces que no me había de levantar de allí hasta que hiciese lo que le suplicaba. Creo cierto me aprovechó, porque fui mejorando mucho desde entonces.(18)

Esto sucedió en la cuaresma de 1554, a los casi treinta y nueve años de Teresa. Con la conversión se cerró una difícil etapa de su vida. Un ciclo terminaba para comenzar otro.

A partir de la fecha, nuestra Santa avanzó con pasos agigantados por el camino de la santidad pues libre y liviana estaba al no estar a nada atada.

El desposorio espiritual tuvo lugar poco tiempo después,(19) llegando luego la fecundidad apostólica propia del matrimonio espiritual (20) cuando Dios la llamó a formar parte del ejército de santos reformadores de la vida religiosa del siglo XVI.

No sin causa he ponderado tanto este tiempo de mi vida…

Concluyendo, detengámonos en las lecciones que Teresa sacó de estos años de miserias a los cuales dedicó largos capítulos de sus obras. Ciertamente fue el tiempo que permitió Dios para que se fraguase temple y espíritu de la gran santa de la oración. La que había sido destinada para ser madre de las almas que rezan, debía ella conocer las pruebas y avatares de tal camino. Así la Iglesia recibió en Teresa el don de una madre buena que conoce las dificultades de la vida –pues las tiene ya andadas– y que alienta a sus hijos a no desfallecer. En sus libros constantemente transmite misericordia y ánimo, confianza en Dios y desconfianza en sí.(21)

Sabe de lo que habla. Dieciocho años estuvo en batalla. Es por eso, queridos lectores, que hemos querido acercarles estos textos. La lectura de sus obras –a veces difícil por el español antiguo, la vivacidad de su pluma y la elevación de lo que trata– hace un grande bien pues anima a las almas que van de ocasión en ocasión, de pasatiempo en pasatiempo a aferrarse a la oración.

No sin causa he ponderado tanto este tiempo de mi vida… Por no estar arrimada a esta fuerte columna de la oración… pasé este mar tempestuoso casi veinte años.(22)

Escríbolo para consuelo de almas flacas, como la mía, que nunca desesperen ni dejen de confiar en la grandeza de Dios. Aunque después de tan encumbradas, caigan, no desmayen, si no se quieren perder del todo; que lágrimas todo lo ganan.(23)

Que no desmaye nadie de los que han comenzado a tener oración… Sabe el demonio traidor que alma que tenga con perseverancia oración la tiene perdida y que todas las caídas que la hace dar la ayudan, por la bondad de Dios, a dar después mayor salto en lo que es su servicio. (24)

Padre Mario Trejo

Superior de Distrito América del Sur

NOTAS:

1. Trata de este tiempo en los primeros diez capítulos de su autobiografía o Vida. La edición que citaremos en adelantes es la de “Obras Completas de Santa Teresa” de la B.A.C., año 1986.

2. Fue en la cuaresma de 1554, habiendo ella nacido el 28 de marzo de 1515. Cfr. capítulo IX de Vida.

3. “Por no estar arrimada a esta fuerte columna de la oración, pasé este mar tempestuoso casi veinte años, con estas caídas y con levantarme y mal –pues tornaba a caer– y en vida tan baja de perfección, que ningún caso casi hacía de pecados veniales, y los mortales, aunque los temía, no como había de ser, pues no me apartaba de los peligros” (Libro de su Vida, capítulo 8, n° 2).

4. El Papa que la canonizó, Gregorio XV en 1622, afirmó que nuestra Santa nunca manchó su alma con pecado mortal.

5. Libro de su Vida, capítulo 7, n° 3 y 4.

6. Tener ley –explica la Real Academia Española– significa tener lealtad, fidelidad, amor. Libro de su Vida, capítulo 5, n° 4.

7. Libro de su Vida, capítulo 6, n° 4.

8. Libro de su Vida, capítulo 5, n° 3.

9. “Tenía vergüenza de en tan particular amistad como es tratar de oración”, Vida, capítulo 7, n° 1. En el capítulo siguiente, Santa Teresa define a la oración como un trato de amistad: “no es otra cosa oración mental sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”, Vida, capítulo 8, n° 5.

10. Vida, capítulo 7, n° 1.

11. Vida, capítulo 7, n° 11.

12. Vida, capítulo 5, n° 3.

13. Vida, capítulo 7, n° 17.

14. Vida, capítulo 5, n° 3.

15. Vida, capítulo 7, n° 17.

16. Vida, capítulo 8, n° 3.

17. Vida, capítulo 9, n° 1.

18. Vida, capítulo 9, n° 3.

19. Sólo dos años después, en mayo de 1556.

20. En noviembre de 1572.

21. Cuando Santa Teresa recuerda sus años de caídas y levantadas, con belleza reconoce que Dios lo permitió “para que más se vea quién Vos sois, Esposo mío, y quién soy yo” (Vida, capítulo 4, n° 3).

22. Vida, capítulo 8, n° 1 y 2.

23. Vida, capítulo 19, n° 3.

24. Vida, capítulo 19, n° 4.

Carta a los Amigos y Bienhechores n°84

fellay_sermonResumen: En una conferencia del 20 de enero de 2015 el Cardenal Maradiaga considera que la misericordia debe insuflar un nuevo espíritu a las reformas introducidas por el Concilio Vaticano II, para abrir la Iglesia al mundo de hoy. Así instrumentalizada, la misericordia es amputada del arrepentimiento de las faltas; y ya no parece sino una mirada complaciente sobre el pecador y su pecado. 

En vistas al próximo Año Santo, se debe realizar un discernimiento serio entre esta misericordia truncada y la misericordia cabal que invita decididamente a la conversión, al rechazo del pecado. Nuestras oraciones y penitencias, en el curso de este Año Santo, deben ser una respuesta al pedido del Corazón doloroso e inmaculado de María hecho en las apariciones de Fátima, cuyo centenario celebraremos en el 2017.

Queridos amigos y bienhechores

No es necesario extenderse mucho para comprobar el estado de crisis en el que se encuentra nuestra Santa Madre Iglesia. Sin embargo, en estos últimos tiempos un cierto número de indicios inquietantes nos llevan a pensar que entramos en una fase todavía más intensa de desórdenes y confusión. La pérdida de la unidad en la Iglesia se hace cada vez más visible, tanto en el ámbito de la fe y de las costumbres, como en el de la liturgia y del gobierno, y no es aventurado presagiar un período muy difícil ante nosotros. A no ser por un milagro, se debe temer un tiempo en el que las almas estarán aún más abandonadas a sí mismas, sin encontrar un apoyo – tan necesario sin embargo– de parte de la jerarquía en su conjunto.

Una nueva misericordia al rescate de las reformas conciliares

Entre otros tantos ejemplos, consideremos para ilustrar lo que decimos una conferencia dada por el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del grupo de cardenales a los que el Papa Francisco ha confiado la reflexión sobre la reforma de la Curia Romana. Esta conferencia, impartida el 20 de enero de 2015 en la Universidad Santa Clara (California) tiene el mérito de ofrecer un panorama de la visión que guía a los más cercanos consejeros del Papa. Una primera idea es que este último se propone realizar sus reformas – con lo que se debe entender el conjunto de las reformas emprendidas después del Concilio Vaticano II – de un modo tal que se conviertan en irreversibles. Además, en otros pasajes de la misma conferencia vemos expresada también esta voluntad de ya no volver para atrás.

El cardenal hondureño reconoce, no obstante, que las reformas que ya se han realizado se encuentran en peligro por haber provocado una grave crisis en la Iglesia. La razón es que toda reforma debe estar animada por un espíritu, que constituye su alma. Ahora bien, las reformas conciliares no respetaron este principio. Por el contrario, ellas se realizaron, nos dice, dejando intacto el viejo espíritu, el espíritu tradicional, lo que tuvo por consecuencia que estas reformas en parte no fueron comprendidas, y que no produjeron los efectos esperados, hasta el punto de provocar una especie de esquizofrenia en la Iglesia.

Con todo, el Cardenal Rodríguez Maradiaga afirma que no hay que volver para atrás. Empero, según él, lo que falta es infundir un espíritu que se corresponda con las reformas para así poder motivarlas y dinamizarlas. Este espíritu es la misericordia, y precisamente el Papa acaba de anunciar un Año Santo de la Misericordia…

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La verdadera misericordia según el Sagrado Corazón

¿De qué se trata exactamente? En sí, la misericordia es una palabra que todo católico valora mucho, pues expresa la manifestación más emotiva del amor de Dios para con nosotros. En los siglos pasados, las apariciones del Sagrado Corazón no son sino una revelación más intensa de esta misericordia de Dios para con los hombres. Hay que decir lo mismo de la devoción al Corazón doloroso e inmaculado de María. Sin embargo, la verdadera misericordia, que implica ese primer movimiento tan conmovedor de Dios para con el pecador y su miseria, continúa en un movimiento de conversión de la creatura hacia Dios: “Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva” (Eze 33, 11). De allí la insistencia de los Evangelios sobre el deber de conversión, de renuncia y de penitencia. Nuestro Señor llegó a decir: “Si no hacéis penitencia, todos pereceréis” (Luc 13, 5). Este llamado a la conversión constituye el centro del Evangelio, que podemos ver tanto en San Juan Bautista como en San Pedro. Cuando los pecadores, conmovidos por la predicación, preguntan qué deben hacer, escuchan sólo estas palabras: “convertíos y haced penitencia”. La Santísima Virgen en sus apariciones en estos últimos siglos, tanto en La Salette como en Lourdes o Fátima, no dice otra cosa: “oración y penitencia”.

Ahora bien, los actuales predicadores de una nueva misericordia insisten tanto en el primer paso que hace Dios hacia los hombres perdidos por el pecado, la ignorancia y la miseria, que demasiado a menudo omiten ese segundo movimiento que debe proceder de la creatura: el arrepentimiento, la conversión, el rechazo del pecado. Finalmente, la nueva misericordia no es sino una mirada complaciente del pecado. Dios os ama… pase lo que pase.

La nueva misericordia amputada del arrepentimiento

Desgraciadamente los ejemplos de misericordia dados por el Cardenal Maradiaga no dejan lugar a dudas, pues concede un lugar pleno en la vida de la Iglesia a los cristianos que han roto su matrimonio y han fundado una familia “recompuesta”. Sin más…. E incluso anuncia un cielo igual al de los santos para las personas que han abandonado la Iglesia cuando se encontraban en situaciones de pecado y, por supuesto, reprocha a los ministros el haber expresado su reprobación a estos pobres pecadores… ¡He aquí la nueva misericordia, la nueva espiritualidad que ha de fijar para siempre las reformas de las instituciones y de las costumbres de la Iglesia, tanto las que ya se han realizado desde el Concilio, como las nuevas que ahora se prevén! Esto es gravísimo, pero puede también ayudarnos a comprender por qué nos oponemos tanto a lo que se llama “el espíritu del Concilio”. En efecto, las reformas se han introducido en nombre de este nuevo espíritu, un espíritu que ciertamente no es tradicional. Nosotros afirmamos que este espíritu ha echado a perder todo en el Concilio, incluso las partes que se pueden entender de modo católico… Se trata de un espíritu de adaptación al mundo, de una mirada complaciente de sus caídas y tentaciones, en nombre de la bondad, de la misericordia, del amor. Así, por ejemplo, ya no se dice más que las otras religiones son falsas, afirmación que, sin embargo, es la del magisterio de siempre. Ya no se enseñan más los peligros del mundo, e incluso el diablo ha desaparecido casi por completo del vocabulario eclesiástico desde hace 50 años. Este espíritu explica los actuales sufrimientos de nuestra Santa Madre Iglesia, cuya autoridad disminuye a pesar de sus aperturas en la dirección del mundo, y que va perdiendo cada día más miembros, sacerdotes, y ve cómo disminuye su influencia en la sociedad contemporánea. Irlanda, antes tan católica, donde el “matrimonio” entre personas del mismo sexo acaba de ser legalizado, es un ejemplo patente.

¿Se puede mutilar la misericordia, separarla de una necesaria penitencia, como lo hace el Cardenal Maradiaga, con el fin confeso de devolver un nuevo espíritu a las reformas conciliares que están en ruptura con el espíritu tradicional? ¡Decididamente no! En esta conferencia que pronunció tres meses antes de la bula de convocatoria del Año Santo, ¿es el intérprete de las ideas del Papa Francisco? Es muy difícil saberlo siendo tan contradictorios los mensajes que llegan de Roma desde hace dos años, como reconocen ciertos cardenales en privado y muchos vaticanistas abiertamente.

Saber discernir entre una misericordia truncada y la misericordia cabal

¿Habrá que privarse por ello de las gracias de un Año Santo? Todo lo contrario. ¡Cuando las compuertas de la gracia se abren, hay que recibirla en abundancia! Un año Santo es una gran gracia para todos los miembros de la Iglesia. Vivamos, pues, de la verdadera misericordia, como nos lo enseñan todas las páginas del Evangelio y de la liturgia tradicional. En conformidad con el “discernimiento previo”[1] sobre el cual Mons. Lefebvre fundó el proceder de la Fraternidad San Pío X, en estos tiempos de confusión, rechacemos una misericordia truncada y vivamos plenamente de la misericordia cabal.

Una palabra que encontramos tan a menudo y que manifiestamente debe encontrarse en nuestros labios es miserere. Esta palabra señala, de nuestra parte, el reconocimiento de nuestra miseria y el llamado a la misericordia de Dios. La conciencia de nuestra miseria nos hace pedir perdón, nos llena de contrición, y va acompañada de la voluntad de no pecar más. El verdadero amor que inspira este movimiento nos hace comprender la necesidad de hacer reparación por nuestros pecados. De ahí el sacrificio expiatorio y satisfactorio. Estos diferentes movimientos son necesarios para la conversión que alcanza el perdón del Dios misericordioso, que – en verdad – no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Pretender la felicidad eterna es completamente ilusorio en quien no quiere romper con sus hábitos de pecado, no quiere seriamente huir la ocasiones de pecado, ni tomar la resolución de no volver a caer.

Predicar una misericordia sin la necesaria conversión de los pobres pecadores sería un mensaje vacío de sentido para el cielo, una trampa diabólica que tranquilizaría al mundo en su locura y su rebelión cada vez más abierta contra Dios. El cielo lo dice claramente: “de Dios, nadie se burla” (Gál 6, 7). La vida de los hombres en el mundo de hoy clama por todas partes la ira de Dios. La masacre, por millones, de los inocentes en el seno materno, la legalización de las uniones contra natura, la eutanasia, son otros tantos crímenes que claman al cielo, sin hablar de todas las clases de injusticias…

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La misericordia según el Corazón doloroso e inmaculado de María

Tomémonos en serio este llamado a la misericordia, pero ¡igual que los habitantes de Nínive! Vayamos en busca de las ovejas perdidas, recemos por la conversión de las almas, practiquemos en la medida de lo posible, todas las obras de misericordia, materiales y sobre todo espirituales, pues son ellas las que más se necesitan.

Si hace más de un siglo Nuestra Señora pudo decir que le costaba retener el brazo vengador de su Hijo… ¿qué no diría hoy?

En lo que a nosotros se refiere, queridos fieles, debemos aprovechar este Año Santo para pedir al Dios de la misericordia una conversión a la santidad cada vez más profunda, e implorar las gracias y los perdones de su misericordia infinita. Vamos a preparar el centenario de las apariciones de Nuestra Señora en Fátima practicando y propagando con todas nuestras fuerzas la devoción a su Corazón doloroso e inmaculado, como Ella nos pidió. Seguiremos suplicando ahora y siempre que sus pedidos, en particular la consagración de Rusia, sean por fin escuchados como se debe. No hay ninguna oposición entre estos pensamientos dirigidos a María y el Año de la Misericordia, ¡todo lo contrario! No separemos a quienes Dios quiere ver unidos: los dos Corazones de Jesús y de María, como lo ha explicado Nuestro Señor a Sor Lucía de Fátima. Cada distrito de la Fraternidad os comunicará las obras particulares a practicar para beneficiarse con todas las gracias que la Misericordia divina nos concederá durante este Año Santo.

Así colaboraremos de la mejor manera posible con la voluntad misericordiosa de Dios de salvar a todos los hombres de buena voluntad.

Que Nuestro Señor os bendiga por vuestra generosidad, y en este día de Pentecostés, os conceda sus gracias abundantes de fe y de caridad.

+Bernard Fellay
Domingo de Pentecostés, 24 de mayo de 2015

[1] “En la práctica, nuestra actitud debe fundarse en un discernimiento previo, necesario para la circunstancia extraordinaria que significa un papa ganado por el liberalismo. He aquí ese discernimiento: cuando el papa dice algo que es conforme a la tradición, le seguimos; cuando dice algo contrario a nuestra fe, o cuando alienta, o deja hacer algo que daña nuestra fe, ¡entonces no podemos seguirle! Y esto por la razón fundamental de que la Iglesia, el papa, la jerarquía están al servicio de la fe. No son ellos quienes hacen la fe; deben servirla. La fe no se hace, es inmutable, se transmite.” Mons. Lefebvre, Le destronaron, Voz en el Desierto, México, 2002, pág. 263.

América Latina: «El cambio generalizado en una región católica históricamente”

Un estudio titulado: «La religión en América Latina: un cambio generalizado en una región católica históricamente» se llevó a cabo por el Centro de Investigación Pew, con sede en Washington, y publicado el 13 de noviembre de 2014. Sobre la base de 30.000 entrevistas cara a cara en los países de América Latina (con la excepción de Cuba) entre octubre de 2013 y febrero de 2014. El estudio muestra que la Iglesia Católica comenzó a disminuir de manera significativa desde la década de 1970, mientras que al mismo tiempo el número de protestantes y los que no tienen religión aumentó. Hoy en día 69% de los adultos se identifican como católica, a diferencia de al menos 90% a partir de 1900 hasta la década de 1960.

En casi todos los países encuestados, la Iglesia católica experimentó pérdidas claras;pues muchos se han unido a las iglesias protestantes evangélicas o rechazado el catolicismo. Así, casi uno de cada cuatro en Nicaragua, uno de cada cinco brasileños y uno de cada siete venezolanos son ex católicos. Y aunque casi el 4% de los latinoamericanos, dijo que fueron criados sin ninguna religión, 8% en la actualidad dicen que no tienen ninguna afiliación religiosa en absoluto.

Los católicos aún representan más de dos tercios de la población en 9 de los 18 países de América Latina y un territorio de América del Norte (Puerto Rico) que fueron encuestados. En total, América Latina cuenta hoy con 425 millones de católicos, casi el 40% de la población católica total en el mundo.

El estudio también muestra que Francisco goza de gran popularidad en América Latina, con más de dos tercios de opiniones positivas. En Argentina, su índice de popularidad golpea el 98%. En los países encuestados, al menos la mitad de los católicos dicen que tienen una opinión «muy favorable» del Santo Padre. Sin embargo, los autores del informe explican que los ex católicos son más escépticos del Papa que los que están todavía dentro de la Iglesia católica de hoy.

Los encuestadores preguntaron a los ex-católicos que se habían convertido al protestantismo sobre las razones de su cambio. Las razones más mencionadas fueron la necesidad de una relación más personal con Dios y con un estilo diferente de adoración. En cuanto a las cuestiones morales como el aborto, las relaciones extramaritales, el divorcio y el matrimonio entre personas del mismo sexo, los católicos de América Latina tienden a ser menos conservadores que los protestantes. Esto se considera una razón más para la conversión al protestantismo, dado que el 60% de los adultos que abandonaron la Iglesia Católica lo hizo con el fin de encontrar una denominación que «otorga mayor importancia a vivir una vida moral».

En términos generales, tanto católicos como protestantes que viven en América Latina son más conservadores que los hispanos que viven en Estados Unidos. Por lo tanto el 25% de los hispanos protestantes y el 49% de los hispanos católicos en Estados Unidos aprueban el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que en los países de América Latina, con excepción de Argentina, Uruguay, México y Chile, con el apoyo de «matrimonio» homosexual es menor de 20 % entre los protestantes y menos del 40% entre los católicos.

El estudio también muestra que el movimiento religioso que se ha desarrollado en mayor medida durante las últimas décadas en América Latina es el pentecostalismo, que insiste en el contacto personal con el Espíritu Santo a través de sanidades, hablar en lenguas, y visiones. Algunos especialistas consultados por el Centro de Investigación Pew piensan que hay dos razones principales que explican esta tendencia: la compatibilidad del pentecostalismo con las religiones indígenas y el hecho de que muchos latinoamericanos ven pentecostalismo como un camino a la prosperidad económica.

Pero no es un secreto para nadie que la expansión del protestantismo en Brasil, en particular la rama pentecostal de la misma, ha ido acompañada de una perspectiva muy anticatólica. La Iglesia Católica es supuestamente sinónimo de idolatría, ya que el Papa es el Anticristo, como Adenilton Turquete, un ex pastor que había sido bautizado en la Asamblea de Dios en Brasil y ahora se convirtió al catolicismo, dijo a la agencia de noticias Aleteia. La Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), fundada en 1977 en Río de Janeiro, está dedicado a la predicación de la Teología de la prosperidad; exalta la riqueza, alienta el deseo de disfrutar de los bienes materiales, y también glorifica el bienestar en este mundo. Sin embargo, de acuerdo con la lógica de estas iglesias pentecostales, la prosperidad depende de acto del creyente de la fe, y esto se mide por el diezmo y las ofrendas que él hace. La mayoría de los miembros de esta IURD, como todos los adherentes a pentecostalismo brasileño, ocupan los lugares más bajos de la pirámide social. Los fondos de la Asamblea de Dios provienen de los fieles a sí mismos, de sus diezmos y ofrendas.

Los países que parecen ser los más católicos son México (81% católicos y protestantes 9%) y Paraguay (89% católicos y 7% protestantes). Uruguay demostró ser el país más secular en el continente; 42% se identifican como católicos y el 37% dicen ser ateos, agnósticos o sin afiliación religiosa. «En América Latina los pentecostales se están adueñando de millones de creyentes de la Iglesia Católica. Pero el Papa no tiene más que palabras amistosas para ellos. Esta es su manera de practicar el ecumenismo», de Sandro Magister, comentó el 19 de noviembre durante la visita de su amigo, el pastor evangélico Giovanni Traettino, en Caserta el 28 de julio de este año, Francisco dio un discurso sobre su visión del ecumenismo que el vaticanista presenta como «una especie de Iglesia universal en la forma de un poliedro, de los cuales la Iglesia Católica sería una de las caras, en pie de igualdad con las otras Iglesias y confesiones». y explica: «No está claro cómo Francisco armoniza este concepto, que es el suyo, con lo que ha sido declarado por el Magisterio anterior de la Iglesia sobre el tema del ecumenismo. «-¿Qué podemos decir entonces sobre una supuesta continuidad con la encíclica de Pío XI animos Mortalium (6 de enero, 1928) «En la Unidad de la Iglesia verdadera»?

(Fuentes:. Apic / pewforum / chiesa / Aleteia – DICI no 307 de 19 de diciembre de 2014)

Una cita profética del Papa Pío XII

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«Siento en mi entorno a los innovadores que quieren desmantelar el Sacro Santuario, destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus ornamentos, ¡Hacerla sentir remordimiento de su pasado heroico! Bien, mi querido amigo, estoy convencido que la Iglesia de Pedro tiene que hacerse cargo de su pasado, o ella cavará su propia tumba (…) Llegará un día en que el mundo civilizado renegará de su Dios, en el que la Iglesia dude como dudó Pedro. Será tentada de creer que el hombre se ha convertido en Dios, que Su Hijo es meramente un símbolo, una filosofía como tantas otras, y en las iglesias, los cristianos buscarán en vano la lámpara roja donde Dios los espera, como la pecadora que gritó ante la tumba vacía: ¿dónde lo han puesto?».

Citado por Mons. Georges Roche en: “Pius XII devant l’histoire”.

Tomado de: http://statveritasblog.blogspot.com/2012/08/una-cita-profetica-de-pio-xii.html

Informe final de la Visita Apostólica a las religiosas no de clausura de EE.UU

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El cardenal Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y Mons. José Rodríguez Carballo, ofm, Arzobispo Secretario de dicho dicasterio, han presentado esta mañana en Roma el informe final de la Visita Apostólica a las religiosas no de clausura de los Estados Unidos. El informe es una descripción de la situación actual de esas religiosas en la nación norteamericana. Son cerca de cincuenta mil -eran 125.000 a mediados de los 60- y con una media de edad alrededor de los 70 años. Además hay una crisis vocacional palpable, sobre todo en los últimos años.

(InfoCatólica) El informe de la Visita Apostólica consta de una introducción y doce puntos, incluido el de la conclusión. En total se ha visitado a 341 institutos de vida consagrada a los que pertenecen cerca de 50.000 religiosas.
La madre Mary Clare Millea, ascj, como Visitadora Apostólica ha llevado a cabo un sistema de entrevista «hermana a hermana» para facilitar el diálogo, siguiendo el modelo de la visita que la Virgen María hizo a su prima Isabel.

Ancianas

Como datos empíricos, el informe señala el número de religiosas que hay en el país, ya indicado, y revela que la media de edad está en unos 70 años.
Se asegura que las religiosas tienen un gran aprecio por el carisma de sus fundadores y por la historia de sus institutos y congregaciones de vida consagrada.

Crisis vocacional

El informe indica que la vida religiosa consagrada femenina en Estados Unidos sufre una crisis vocacional, presente en la mayor parte de las congregaciones. Se da la circunstancia de quelas vocaciones que surgen son de mujeres que desean recibir una mayor formación espiritual así como llevar signos visibles de su condición de religiosas, algo que no es lo habitual en el actual estilo de vida de las propias congregaciones.
El texto advierte que es necesaria la implicación de toda la Iglesia en el fomento de nuevas vocaciones a la vida consagrada, aunque reconoce que algunas congregaciones han suspendido sus esfuerzos para lograr nuevas novicias precisamente por la diferencia de edad entre la mayoría de las religiosas y las que podrían incorporarse.

Relación con los obispos

La relación entre religiosas y obispos recibe también una atención prioritaria en el informe. Se apela a la voluntad del papa Francisco de actualizar el documento Mutuae Relationes sobre dicha materia.
Aunque se admite que algunas congregaciones e institutos religiosos no han colaborado plenamente con la Visita Apostólica, lo cual es calificado como algo a lamentar, se pide a las religiosas aceptar el deseo de la Iglesia a establecer un diálogo honesto y fructífero. Además se cita un documento de la Comisión Teológica Internacional en el que se afirma que las tensiones están siempre presentes allí donde hay vida genuina y no deben interpretarse como hostilidad sino como una oportunidad para la reflexión teológica que abra nuevos caminos a la presencia de la vida de las religiosas en el seno de la Iglesia.

EN LOS AÑOS 1960 HABÍA EN ESTADOS UNIDOS 125 000 RELIGIOSAS CATÓLICAS
 
EN 2014
QUEDAN  UNAS 50.000 ANCIANAS EN TODO EL PAÍS,
 
CON UN PROMEDIO DE EDAD MEDIA DE 70 AÑOS
 
ESTO ES UN FRUTO AMARGO DE LAS REFORMITAS IMPRUDENTES Y ANTIPASTORALES DE LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS HECHAS POR UNOS SOÑADORES IMPROVISADOS REFORMADORES.